Ni evolución natural, ni reinvención, ni la quinta pata del gato; Atento Facuse cambió de rumbo sin avisar y porque quiso. Marcando una notoria distancia con su álbum debut Distorsión Tropikal [Matraz, 2015], en la actualidad, la banda presenta un estilo dominado por potentes beats digitales, guitarras viscerales y sed de experimentación.
Letras teñidas de desencanto, comentan y describen los vicios de la existencia post moderna y la vía de escape del animal-humano hacia una realidad paralela, inmersiva y complaciente. Una pulsación que se nutre de 808s, baterías desatadas y una agitación a veces contenida, como conservando »el equilibrio entre bestia y ser humano», da espacio a una emotividad que asoma a ratos, entre la ironía y el descontento.
Como si el fin del mundo fuera un capitulo de una comedia negra, el salto al vacío es sin arrepentimientos y con una mueca burlona en la cara, sin vuelta atrás porque no interesa y tampoco importa, arriesgando todo porque no hay nada que perder.